B&B Il Rustico

Maria Grazia Lissa nació en 1955 en Posina, un pequeño pueblo al pie del Monte Pasubio, en la provincia de Vicenza, la última de doce hijos. A los trece años, María Grazia dejó su pequeño pueblo del que había aprendido a amar todo (el cielo despejado, la sombra de los bosques..) con sufrimiento pero también con determinación, para ir a Schio (Vicenza) donde asistió al Ginnasio durante dos años. En 1970 se trasladó a Padua, ciudad de estudios y arte de la que se dejó adoptar poco a poco, comenzando a amar las hermosas calles llenas de pórticos, las magníficas plazas, las antiguas iglesias y, finalmente, ese ambiente urbano particular que ciertamente no carecía de importantes estímulos culturales. Aquí, en el liceo Tito Livio, asistió a los últimos años de la escuela secundaria y, después de obtener el diploma clásico, se inscribió en Letras y Filosofía. Su carrera universitaria se centró en profundizar en la Historia del Arte: dedicó su pasión a la tesis, poniendo en práctica no solo una capacidad crítica ya segura, sino también sus propias lecturas personales de psicoanálisis que, con el tiempo, se volvieron cada vez más intensas y precisas. Para su graduación presentó una tesis "experimental" de Historia del Arte Contemporáneo: "Giorgio de Chirico: les fleurs du mal - une interprétation psychanalytique de son art". En definitiva, es la investigación de la mente y el análisis de lo que está en el fondo de los meandros de nuestro "ser de esa manera" lo que María Grazia Lissa busca también a través de su pintura y sus "grilletes" de terracota. Así es, por ejemplo, para "Il Nodo", una pequeña escultura que habla de una extraña familia.. Querer entender el origen de ese impulso primario del que surge, dolorosamente, la matriz de nuestra inquietud, poder desentrañar el misterio de esta nuestra sutil ansiedad profunda.. Pinta desde 1975, el cuadro de óleo "Il Manichino-Mara" es una de las primeras, una imagen dramática de una muñeca sin pelo, sin piernas, sin brazos, lleva esta fecha. A pesar de las interrupciones periódicas, logra llevar a cabo desde el principio una búsqueda técnica personal y "emotiva", aunque sus estudios de Historia del Arte formen parte integrante de su creatividad: "vivo la pintura y el dibujo como gestos liberadores que nunca he querido encorsetar asistiendo a una escuela que enseñe 'a hacer arte contemporaneidad'. La mezcla de colores, el rayado, el raspado, el relieve, el frottage, el collage.., son todas cosas que utilizo instintivamente..". En 1999 encontró otra herramienta válida en la cerámica, asistiendo a un curso en "Ceramiche della Riviera" en Mira (Ve) y luego continuando, durante al menos un par de temporadas, en la Escuela Cerámica de Cadoneghe. Pero incluso en esta nueva expresión artística permanece ese carácter instintivo, de "buen salvaje", que le permite dirigir y defender su áspera y auténtica identidad estilística, que con el tiempo, inevitablemente, se volverá cada vez más refinada y culta. Aunque su técnica intenta ser libre de métodos y "secretos de taller", en el Contenido, complementario-intrínseco a la Forma, no se conforma con lo inmediato, lo llamativo: su trabajo es una sutil, íntima búsqueda del Alma y de las Memorias que forman parte de ella. La búsqueda es absolutamente exigente, nunca obvia, nunca banal. Momentos, largas pausas (el bajorrelieve "Narciso" muestra ese inquietante arroyo petrificado..) miradas infinitas (ver el óleo "La tenda" pero también el bajorrelieve "L'attesa" o aún "Giulia que aspetta"), gestos de la mente que se transparentan, imperceptibles, desde fisonomías que se abandonan a quien pasa y observa. Triste dulzura de esos momentos de debilidad y luego el desánimo, la resignación.., y aún otras experiencias trascendentales que marcan nuestro cotidiano, trabajoso transcurso del tiempo: todo está en estos rostros que escrutan inmóviles, fijados en su espacio angosto, cristalizado para siempre: emblemático es el óleo "La tenda" de 1990 o "Rancore" pero también obras más recientes como el bajorrelieve "L'ora del The" de 2003 o "Acquadolce" del mismo año. Hay nostalgia y alusión, visión onírica y revisión del Mito (V. "Narciso" o "Sarah") pero también turbación (V. "Medusa" a. 2003 que habla de horrores recientes) cuyas largas raíces ciertamente encuentran un continuo vital en la simple cotidianidad de la vida, (V. "Il venditore di uccellini") o en esas "pequeñas cosas de pésimo gusto" (V. "La Signorina Felicita" o "Vanessa si sposa") y finalmente y aún - ¿cómo no podría serlo? - en su propio pasado vivido, en su sufrida verificación autobiográfica (V. El óleo "Il piccolo Pierrot" o "Il Manichino"). El artista ama definir así los diversos retratos que forman parte de su ya nutrido repertorio: "Silenciosas, tiernas criaturas generadas quizás con el único deseo de entablar un mudo diálogo con quien mira.., criaturas a las que dar y pedir compañía, sin límites de tiempo..". Desde 1978 hasta 1984 participó en exposiciones y colectivas en algunas ciudades de Veneto e Italia, obteniendo halagadores reconocimientos para luego suspender casi por completo toda actividad, hasta finales de los años 80, cuando retomó su presencia pública dedicándose principalmente al dibujo satírico. Sus dibujos fueron publicados durante más de un año por el periódico Il Gazzettino, del que se despidió en 1991 para organizar su primer personal de pintura, patrocinado por la Concejalía de Cultura, en el Auditorio del Ayuntamiento de Vigonza. Desde 1992 hasta 1997 fueron años de suspensión, de crisis: redujo al mínimo su actividad pictórica, participó en colectivas pero solo a nivel local y utilizando casi exclusivamente obras de recuperación. Este fue el período en el que se dedicó a la lectura de Freud, Adler, Jung. El deseo de dar un impulso nuevo a sus días y a los viejos proyectos la llevó a retomar y completar sus estudios universitarios que había abandonado hace tiempo. Inscrita desde hace algunos años en el grupo artístico "Forma e Colore" de Mira, ha vuelto a participar con éxito en varias colectivas, exposiciones regionales y nacionales. Actualmente su creatividad ha vuelto a una renovada y vigorosa energía, acompañada de una segura conciencia artística que parece 'vivir de luz propià: el artista que aprecia pero, ciertamente, no está en busca de confirmaciones y consenso, vive una vida bastante reservada. Su casa se ha convertido en una insustituible, espléndida Galería de Arte, donde el renovado propósito de cada nuevo día es ir, para siempre, en busca del Tiempo Perdido.