Lo pasamos muy bien, las habitaciones son nuevas, tienen una pequeña cocina, el colchón y el sofá son muy cómodos, decorados con buen gusto. La terraza es encantadora y allí, durante el verano, Miriam te ofrece el desayuno en un ambiente muy cómodo y familiar, con muchos dulces deliciosos. Registro de entrada y salida fáciles. Puedes llegar justo en frente para descargar tu equipaje y el coche se puede aparcar fácilmente en el aparcamiento del Castillo que está a solo unos minutos. La zona es súper céntrica, en pocos pasos estás en la catedral, en el puerto y hay tiendas y restaurantes cercanos. ¡Excelente relación calidad-precio!