Un refugio de tranquilidad y elegancia. Casa Filomena, con sus terrazas, se encuentra rodeada de un parque de olivos, cedros, cipreses y adelfas. Tras una cuidadosa restauración, la casa mantiene el espíritu de su antigua propietaria, mi bisabuela Filomena, quien la adoraba profundamente. Alejada del ruido, pero cercana al pueblo y a las playas: desde Casa Filomena se pueden vislumbrar los reflejos del lago con la luz del día o al atardecer, maravillarse con la salida de la luna desde la Rocca di Garda o disfrutar de los espectáculos de fuegos artificiales durante las festividades locales.

La vida activa del centro del pueblo se puede alcanzar a pie en pocos minutos, así como los suaves paisajes que ofrece la playa natural de Garda. Desde allí, se puede llegar caminando a la encantadora Punta San Vigilio, y hay otras hermosas caminatas accesibles a pie desde la casa. Además, para visitar Verona (a menos de una hora en autobús) o los demás pueblos a la orilla del lago, tienen la opción de utilizar el transporte público, como el autobús o los barcos de Navigarda, o bien andar en bicicleta.

Los interiores de la casa han sido decorados con una selección de muebles históricos de la familia, para compartir con aquellos que decidan hospedarse aquí el espíritu que siempre ha animado estos lugares.